![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxCHVYqCR8DdMPC0a-OYgU2wyPzs0mTyfUI3W0AqRMsJptUyWMFasgaxXMec6cHJ-hPFlcDEneN1NrfvdIxUsyEJmtkMV6qaGBIS8HX1jtWoLSiMoFx-7Dv2IZXNi4ODm2G8o9JcB-aw/s280/insulina.png)
La señal de que la glucosa en la sangre ha subido, la proporciona la insulina secretada por el páncreas. Pero no basta con eso. Las células adiposas necesitan tener los elementos necesarios para recibir esa señal. En otras palabras las células tienen que ser receptivas a la presencia de insulina, necesitan captarla de algún modo.
La manera en que realizan esto las células es atrapando a la insulina. Esta se adhiere a moléculas especiales de la superficie de la menbrana celular. Si hay insulina en el medio exterior esas moléculas de la membrana llamadas receptores de insulina, la captan y al hacerlo, envían una señal química hacia el interior de la célula. Esa señal pone en marcha una serie de mecanismos que induce a las células a recoger la glucosa del medio exterior y almacenarla en su interior.
Ahora podemos comprender que una persona puede ser diabética de dos maneras diferentes: una porque no puede fabricar la hormona insulina. Otra porque el receptor de esta hormona o cualquiera de los elementos necesarios para que esta envíe la señal al interior de las células, no funcione bien.
Fuente: quilo de ciencia blog
No hay comentarios:
Publicar un comentario