Posee cualidades terapéuticas que benefician la circulación sanguínea. También se emplea en caso de afecciones cerebrales, como la enfermedad de alzheimer o demencia senil, incluso mejora la memoria y previene su pérdida.
Es un árbol originario de china con más de 2000 años de antiguedad, que encierra un misterio histórico que se remonta a los antiguos jardines de templos y monasterios orientales. Según cuenta la leyenda, los chinos, japoneses y coreanos le adjudicaron un elevado significado místico que, en la actualidad, ha convertido a esta planta en una opción sana y natural para ciertos procesos degenerativos de la vejez y de las enfermedades crónico degenerativas.
Estos beneficios se deben a dos grupos principales de sustancias que posee: flavonoides y terpenos. El primero se compone de ginkgo flavonglucósidos (ginkgo heterosidos) y contiene las sustancias activas de mayor relevancia farmacológica, en especial los flavonoides y las flavonas actúan como antioxidantes, al disminuír los efectos negativos de los radicales libres del oxígeno sobre el organismo.
Por su parte el grupo de los terpenos (formados por ginkgólidos y bilobálidos) reducen los procesos inflamatorios y previene la erosión de las menbranas vasculares.
El ginkgo biloba también resulta eficaz para las personas diabéticas. Si bien no posee un marcado efecto sobre el azúcar en la sangre, sí presenta beneficios importantes para estos pacientes. Uno de los principales problemas que presenta la diabetes es el daño que causa a los nervios y a las arterias. Se ha encontrado que el ginkgo biloba minimizaría o prevendria estos daños. A su vez dado que mejora la circulación sanguínea, en las personas diabéticas evitaría las ulceraciones que se producen cuando esta enfermedad no esta adecuadamente controlada.
Fuente: saber vivir
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