Los mecanismos por los que una enfermedad puede menoscabar la vida sexual son numerosos y conviene conocerlos. Los reconocidos como factores de riesgo son: la diabetes, hipertensión, dislipemias (elevación de los niveles en sangre del colesterol o los triglicéridos), estrés, vida sedentaria, obesidad, tabaquismo y la toma abusiva de sustancias como el alcohol y las drogas, etc.
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Los trastornos sexuales afectan sobre todo a la face de la excitación y provocan dificultades de excitación y lubricación en la mujer y disfunción eréctil en el hombre. Esta afectación en las personas con diabetes es más progresiva y grave que las de otras enfermedades. La disfunción eréctil, mal llamada impotencia, conciste en la incapacidad de obtener una erección apropiada hasta el final de la actividad sexual. En el hombre con diabetes es muy frecuente y tiene su origen en los trastornos circulatorios y neuropáticos que la enfermedad provoca.
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