jueves, 7 de noviembre de 2013

Retinopatía diabética (parte 1).

La retinopatía diabética es una complicación de la diabetes que es la consecuencia de los daños producidos en los pequeños vasos sanguíneos de la retina, lesiones que se van acumulando a lo largo del tiempo. El riesgo de que las personas con diabetes pierdan la visión por esta causa es hasta 25 más elevado que en la población sin diabetes.

La etapa de desarrollo, de la retinopatía diabética más peligrosa, es cuando se vuelve proliferativa, momento a partir del cual existe un elevado riesgo, de pérdida parcial o total de visión.

1. Retinopatía no proliferativa ligera. Esta es la etapa más temprana de la enfermedad en la que aparecen los microaneurismas. Estas son pequeñas áreas de inflamación, que parecen ampollas, en los pequeños vasos sanguíneos de la retina.

2. Retinopatía no proliferativa moderada. Según avanza la enfermedad, algunos vasos sanguíneos que alimentan la retina se obstruyen.

3. Retinopatía no proliferativa severa. En esta etapa avanzada, muchos más vasos sanguíneos se bloquean, haciendo que varias partes de la retina dejen de recibir sangre. Entonces estas áreas de la retina envían señales al cuerpo para que haga crecer nuevos vasos sanguíneos.

4. Retinopatía proliferativa. En esta etapa avanzada, las señales enviadas por la retina para alimentarse causan el crecimiento de  nuevos vasos sanguíneos. Esto se llama la retinopatía proliferativa. Estos nuevos vasos sanguíneos son anormales y frágiles. Crecen a lo largo de la retina y de la superficie del gel vítreo, el gel incoloro que llena el interior del ojo. Por sí mismos, estos vasos sanguíneos no causan ningún síntoma o pérdida de la visión. Sin embargo, tienen paredes muy delgadas y frágiles. Si llegaran a gotear sangre, podría haber una pérdida severa en la visión o incluso resultar en la ceguera.
Fuente: Rev Diabetes.
Gráfico: www,flickr.com

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