Mantenerlos limpios y secos. Lava tus pies a diario en agua tibia y con jabón suave. Sécalos con suavidad, sin rozar la piel fuertemente. Asegúrate especialmente de que la parte entre los dedos esté bien seca.
Usa una crema humectante en las partes ásperas. En las partes extremadamente secas como los talones, ponte una crema humectante para suavizar la piel. Pero evita que caiga crema entre los dedos.
Cuidado con las uñas. Corta tus uñas después de ducharte (bañarte), cuando están suaves. Córtalas con la forma del dedo y ten cuidado de no cortarte la piel o lastimarte con el cortauñas. Y jamás te cortes los callos solo, pide ayuda de un especialista, tu médico o un podólogo.
Ten cuidado con los zapatos. Por más que te gusten esos zapatos nuevos, no te lo pongas si te tallan o raspan. Hasta las ampollas más pequeñas pueden infectarse y complicarse. Por eso también debes tener cuidado con los zapatos que dejan al descubierto tus dedos y tus talones, con los tacones altos con puntas cerradas, o incluso cualquier zapato que tenga costuras internas que te puedan lastimar los pies.
No te olvides de las medias (calcetines). Trata de que no sean apretados y de que no tengan costuras incómodas. Y desde luego, cámbiatelas a diario.
Visita a tu médico. Hazlo frecuentemente y siempre pídele que te revise los pies. Y si encuentras alguna herida, ¡no esperes!. Llámalo de inmediato para que te ayude a controlar cualquier infección y a sanarla rápidamente. Cualquier espera puede ser peligrosa.
Tan pronto estos cuidados hagan parte de tu rutina diaria, después ni notarás el tiempo que le dedicas. Tus pies te lo agradecerán.
Fuente: Vida y Salud.
Gráfico: planetadiabetes.com
Usa una crema humectante en las partes ásperas. En las partes extremadamente secas como los talones, ponte una crema humectante para suavizar la piel. Pero evita que caiga crema entre los dedos.
Cuidado con las uñas. Corta tus uñas después de ducharte (bañarte), cuando están suaves. Córtalas con la forma del dedo y ten cuidado de no cortarte la piel o lastimarte con el cortauñas. Y jamás te cortes los callos solo, pide ayuda de un especialista, tu médico o un podólogo.
Ten cuidado con los zapatos. Por más que te gusten esos zapatos nuevos, no te lo pongas si te tallan o raspan. Hasta las ampollas más pequeñas pueden infectarse y complicarse. Por eso también debes tener cuidado con los zapatos que dejan al descubierto tus dedos y tus talones, con los tacones altos con puntas cerradas, o incluso cualquier zapato que tenga costuras internas que te puedan lastimar los pies.
No te olvides de las medias (calcetines). Trata de que no sean apretados y de que no tengan costuras incómodas. Y desde luego, cámbiatelas a diario.
Visita a tu médico. Hazlo frecuentemente y siempre pídele que te revise los pies. Y si encuentras alguna herida, ¡no esperes!. Llámalo de inmediato para que te ayude a controlar cualquier infección y a sanarla rápidamente. Cualquier espera puede ser peligrosa.
Tan pronto estos cuidados hagan parte de tu rutina diaria, después ni notarás el tiempo que le dedicas. Tus pies te lo agradecerán.
Fuente: Vida y Salud.
Gráfico: planetadiabetes.com
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