viernes, 3 de octubre de 2014

Una dieta ácida puede aumentar el riesgo de diabetes tipo 2 (2da Parte).

Los investigadores calcularon la carga de ácido en la dieta en base a dos pruebas que se hacen habitualmente para evaluarlo (estas son la del potencial de carga ácida renal o PRAL y la de producción endógena neta de ácido o PNAA). Así detectaron que aquellas que tenían más carga ácida tambiénn mostraban más posibilidades de desarrollar diabetes tipo 2, en comparación con las que mostraron menores niveles de acidez. Y esta relación se mantuvo aún después de que los investigadores ajustaron los datos con los otros hábitos alimentarios: el consumo de carne y frutas, verduras, café y bebidas endulzadas.

Esto sugiere, según los científicos, que los ácidos dietéticos pueden promover el desarrollo de la diabetes tipo 2, independientemente de cuales sean los alimentos o las bebidas que aportan los componentes ácidos o alcalinos.

De ser así,  esta es una nueva razón para llevar una dieta balanceada que también equilibre entre alimentos acidificantes y alcalinizantes. Para entender esto hay que recordar qué es el pH. ¿Has oído hablar de él? Posiblemente sí. El pH es lo que nos deja saber el nivel de acidez o alcalinidad del cuerpo. Vamos por paso: el pH es el potencial de hidrógeno, es decir la cantidad de hidrógeno que hay en nuestro cuerpo y se debe mantener dentro de ciertos rangos, ya sea que se encuentre en la sangre, la orina, o en algún órgano como el estómago o el esófago. 

Se dice que un alimento es acidificante  cuado libera hidrógeno y, por el contrario, es alcalinizante cuando absorbe hidrógeno. El pH se mide en una escala de 1 a 14, donde 1 es lo más ácido y 14 lo más alcalino. Un pH por debajo de 7 se considera ácido y uno por encima de 7 se considera alcalino. El pH ideal del cuerpo humano debe ser ligeramente alcalino, entre el 7.35 y 7.45.

Los alimentos se clasifican como acidificantes o alcalinos, de acuerdo al efecto que tienen en el cuerpo luego de la digestión y no de acuerdo al pH que tienen en si mismos. Por eso el sabor que tienen no es un indicador del pH que generan en nuestro organismo cuando los consumimos. Por ejemplo, el limón sabe ácido pero en verdad es alcalino, porque los minerales que deja el cuerpo después de la digestión ayudan a eliminar iones de hidrógeno y a disminuir la acidez del cuerpo.
Fuente: Vida y Salud.
Gráfico: botanical-online.com

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