Llevar una vida sedentaria es la fórmula perfecta para desarrollar enfermedades.Su opuesto el movimiento, es factor clave para una buena calidad de vida. Según un estudio de la Universidad de Missouri que publicara recientemente un estudio en Medicine Science in Sports Excercise que aclara varias cosas. Una de ellas es la siguiente: durante mucho tiempo se ha sabido que las personas con vida sedentaria tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiacas y diabetes tipo 2, pero no se conocía exactamente la razón, ya que ese mayor riesgo podría también tratarse a la obesidad.
Los investigadores llegaron a la respuesta mediante un método nuevo. Para estudiar los efectos de la inactividad, convencieron a un grupo de jóvenes adultos y saludables, a que se movieran menos, recortando a la mitad los pasos que daban a diario. Para poder así determinar si la falta de actividad física por sí sola afectaba la capacidad del cuerpo para controlar los niveles de azúcar en sangre.
Es sabido que la elevación del azúcar en la sangre, sobre todo después de comer no es buena para el organismo, las subidas y oscilaciones en el nivel de azúcar después de una comida se han relacionados con enfermedades cardiácas y diabetes tipo 2. Los voluntarios del estudio fueron equipados con sofisticados dispositivos para monitorear la glucosa, de manera que se pudiera monitorear sus niveles de glucosa durante todo el dia. También le entregaron cuentapasos y brazaletes para medir su actividad y registrar los pasos que daban. Finalmente se les pidió una lista detallada de los alimentos que consumían.
Los voluntarios escogidos debían mantener sus estilos de vida, caminando y haciendo los mismos ejercicios de siempre, durante tres días. Estos voluntarios caminaban diariamente más de 10.000 pasos eso superaba las guías básicas de American Heart Asociation, que recomienda al menos dar unos 10.000 pasos al día, que es el equivalentre de cinco millas u ocho kilómetros.
Durante esos tres días, los niveles de azúcar en la sangre de los voluntarios se mantuvieron normales después de las comidas.
Pero todo cambió durante la segunda parte del experimento, cuando se les dijo a los voluntarios que recortaran su actividad física y redujeran los pasos a menos de 5.000 al día por los próximos tres días, los voluntarios dejaron de moverse y de hacer ejercicios. Tomaron ascensores en lugar de subir escaleras, pidieron que se les enviara el almuerzo en vez de caminar a buscarlo, como promedio la cuenta de los pasos disminuyó a unos 4.300 al día durante esos tres días y sus ejercicios se redujeron unos tres minutos al día. En cuanto a la alimentación siguieron comiendo exactamente lo mismo que en los tres días anteriores.
Al momento se notaron los cambios, durante los tres días de inactividad el nivel de azúcar de los voluntarios subió significativamente después de las comidas el pico se incrementó un 26% en comparación con los tres días anteriores. Lo bueno es que el estudio determinó que la elevación en los niveles de azúcar no son permanentes, cuando se reanudan los ejercicios y la actividad física, los niveles de azúcar regresan casi inmediatamente a sus niveles normales.
Fuente: vida y salud.
Los investigadores llegaron a la respuesta mediante un método nuevo. Para estudiar los efectos de la inactividad, convencieron a un grupo de jóvenes adultos y saludables, a que se movieran menos, recortando a la mitad los pasos que daban a diario. Para poder así determinar si la falta de actividad física por sí sola afectaba la capacidad del cuerpo para controlar los niveles de azúcar en sangre.
Es sabido que la elevación del azúcar en la sangre, sobre todo después de comer no es buena para el organismo, las subidas y oscilaciones en el nivel de azúcar después de una comida se han relacionados con enfermedades cardiácas y diabetes tipo 2. Los voluntarios del estudio fueron equipados con sofisticados dispositivos para monitorear la glucosa, de manera que se pudiera monitorear sus niveles de glucosa durante todo el dia. También le entregaron cuentapasos y brazaletes para medir su actividad y registrar los pasos que daban. Finalmente se les pidió una lista detallada de los alimentos que consumían.
Los voluntarios escogidos debían mantener sus estilos de vida, caminando y haciendo los mismos ejercicios de siempre, durante tres días. Estos voluntarios caminaban diariamente más de 10.000 pasos eso superaba las guías básicas de American Heart Asociation, que recomienda al menos dar unos 10.000 pasos al día, que es el equivalentre de cinco millas u ocho kilómetros.
Durante esos tres días, los niveles de azúcar en la sangre de los voluntarios se mantuvieron normales después de las comidas.
Pero todo cambió durante la segunda parte del experimento, cuando se les dijo a los voluntarios que recortaran su actividad física y redujeran los pasos a menos de 5.000 al día por los próximos tres días, los voluntarios dejaron de moverse y de hacer ejercicios. Tomaron ascensores en lugar de subir escaleras, pidieron que se les enviara el almuerzo en vez de caminar a buscarlo, como promedio la cuenta de los pasos disminuyó a unos 4.300 al día durante esos tres días y sus ejercicios se redujeron unos tres minutos al día. En cuanto a la alimentación siguieron comiendo exactamente lo mismo que en los tres días anteriores.
Al momento se notaron los cambios, durante los tres días de inactividad el nivel de azúcar de los voluntarios subió significativamente después de las comidas el pico se incrementó un 26% en comparación con los tres días anteriores. Lo bueno es que el estudio determinó que la elevación en los niveles de azúcar no son permanentes, cuando se reanudan los ejercicios y la actividad física, los niveles de azúcar regresan casi inmediatamente a sus niveles normales.
Fuente: vida y salud.
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