El consumo de bebidas con alcohol es popular en todo el mundo, pero puede llegar a representar un problema grave de salud cuando se ingieren en exceso, especialmente en las personas con diabetes. Una copa de vez en cuando acompañada de alimentos usualmente no afecta el control de la glucosa. Sin embargo, existen algunas consideraciones que se deben tomar en cuenta.
Partiendo de la base de que el alcohol hay que beberlo con moderación por los efectos nocivos que tiene sobre el organismo, hay que aclarar un poco más el efecto que puede producir en las personas que tienen diabetes.
Cada milímeto de alcohol al ser metabolizado en el organismo, aporta 7 kcal x ml, o sea, que al tomar uno o dos vasos, se está aportando una cuota extra de calorías. Si se supera esta tasa de ingesta y puesto que no se puede almacenar, el exceso de alcohol pasa a la sangre aumentando su concentración.
El hígado es el encargado de metabolizar el alcohol. Cuando una persona con diabetes tiene una bajada de glucosa o le están bajando los niveles, el hígado es el encargado de formar glucosa, proveniente de ese depósito de carbohidratos que tiene almacenado en forma de glucógeno.
Cuando el alcohol entra en sangre, se convierte en un tóxico que el hígado intenta eliminar y aclarar, de tal forma que cuando está metabolizando el alcohol deja de metabolizar glucosa por lo que una persona con diabetes puede tener una hipoglucemia severa. Algo impportante que se debe tener en cuenta, es que los signos que presenta una persona cuando esta pasada en copas son muy parecidos a los de la hipoglucemia, o sea: mareos, sensación de desmayo o confusión, entre otros. Por eso de debe estar atento ya que si una persona con diabetes esta bebiendo y tiene una hipoglucemia las personas que lo rodean pueden pensar que esta ebrio y no le dan el tratamiento adecuado para la hipoglucemia, lo cual puede poner en riesgo su salud, o incluso su vida.
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