La mayoría de los diabéticos considera al azúcar como su peor enemigo y la culpable de su condición. Pero eso es sencillamente un mito que debes desechar. Es posible disfrutar de tu postre favorito, sin que tus niveles de glucosa en la sangre se disparen como una flecha. ¿Te interesa?. Pues aprende a sustituir y a moderarte.
Comer un pedazo de pastel puede parecerte la peor idea si tienes diabetes. Y es normal que así sea, ya que has aprendido a asociar el consumo de mucha azúcar con niveles elevados de glucosa en la sangre. Aunque esto es parcialmente cierto, no tienes porque renunciar a tu postre favorito, si sabes como hacerlo sin perjudicar los niveles aceptables de glucosa que tanto te han costado lograr.
Los postres en sí, para tu información, no empeoran tu diabetes. Lo que sí sucede es que el azúcar que contiene, tiene el mismo efecto sobre la glucosa en la sangre que los carbohidratos (que también son azúcares pero los hay más saludables). Esto significa que si comes alimentos con mucha azúcar, como un helado o un pastelillo, tu nivel de glucosa en la sangre puede subir un poco más rápido - pero no a niveles más altos, que si hubiera comido el equivalente en gramos de un carbohidrato, como arroz, o una papa.
¿Y cómo puedes hacerlo? Pues la sustitución y la moderación serán tus mejores aliadas en este caso.
Según expertos de la Universidad de Johns Hopkins, lo que tiene el mayor efecto sobre la rapidez con que sube el nivel de glucosa en la sangre es la cantidad de alimentos que comes. Y aunque el tipo de alimento no deja de ser importante, por su índice glicémico (o sea, la rapidez con la que un alimento hace subir tu nivel de glucosa en sangre), si sustituyes otros alimentos como los carbohidratos, gramo por gramo y caloría por caloría, puedes consumir alimentos azucarados de manera relativamente segura. El problema es que la mayoría de las personas con diabetes no sustituyen los alimentos azucarados para otros carbohidratos (más saludables), sino que simplemente comen tanto unos como los otros.
Fuente: Vida y Salud.
Comer un pedazo de pastel puede parecerte la peor idea si tienes diabetes. Y es normal que así sea, ya que has aprendido a asociar el consumo de mucha azúcar con niveles elevados de glucosa en la sangre. Aunque esto es parcialmente cierto, no tienes porque renunciar a tu postre favorito, si sabes como hacerlo sin perjudicar los niveles aceptables de glucosa que tanto te han costado lograr.
Los postres en sí, para tu información, no empeoran tu diabetes. Lo que sí sucede es que el azúcar que contiene, tiene el mismo efecto sobre la glucosa en la sangre que los carbohidratos (que también son azúcares pero los hay más saludables). Esto significa que si comes alimentos con mucha azúcar, como un helado o un pastelillo, tu nivel de glucosa en la sangre puede subir un poco más rápido - pero no a niveles más altos, que si hubiera comido el equivalente en gramos de un carbohidrato, como arroz, o una papa.
¿Y cómo puedes hacerlo? Pues la sustitución y la moderación serán tus mejores aliadas en este caso.
Según expertos de la Universidad de Johns Hopkins, lo que tiene el mayor efecto sobre la rapidez con que sube el nivel de glucosa en la sangre es la cantidad de alimentos que comes. Y aunque el tipo de alimento no deja de ser importante, por su índice glicémico (o sea, la rapidez con la que un alimento hace subir tu nivel de glucosa en sangre), si sustituyes otros alimentos como los carbohidratos, gramo por gramo y caloría por caloría, puedes consumir alimentos azucarados de manera relativamente segura. El problema es que la mayoría de las personas con diabetes no sustituyen los alimentos azucarados para otros carbohidratos (más saludables), sino que simplemente comen tanto unos como los otros.
Fuente: Vida y Salud.
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