Todos tenemos un reloj interno que se ocupa de regular nuestros procesos biológicos. Nuevos hallazgos nos informan de la forma en que el reloj circadiano podría influir en el desarrollo de la obesidad y de la diabetes tipo 2. No te pierdas los detalles acerca de este descubrimiento.
No es digital ni electrónico, pero si es muy inteligente. Se le llama reloj biológico o circadiano y está ubicado en el cerebro. Desde allí se encarga, por ejemplo, de detectar cuando es de día o de noche, o cuando llega la hora de comer. Entonces les envía las señales correspondientes a cada parte del cuerpo para que cumplan su función. Hacer que sientas sueño, que te despiertes temprano por las mañanas, o que se te haga agua la boca cuando pienses en un plato de comida que te agrada.
Cuando el ritmo circadiano sufre interrupciones, como puede ocurrirles a quienes trabajan de noche o tienen horarios rotativos, es posible que la salud se ponga en riesgo. De hecho, esto se ha asociado a trastornos del sueño, a desequilibrio en los niveles hormonales e incluso a la progresión del cáncer. Además, el reloj biológico tiene un rol importante en la regulación de la energía y el metabolismo, por eso además se le ha vinculado a la obesidad y a la diabetes tipo 2.
Tal fue el caso, por ejemplo, de un grupo de investigadores de la Escuela Médica de Harvard, en Estados Unidos, que encontraron que un desajuste del reloj biológico desestabiliza las células del páncreas que producen insulina (la hormona que ayuda a que el azúcar que se obtiene de los alimentos entre a las células para que la puedan utilizar como fuente de energía y así el cuerpo pueda realizar varias de sus funciones.
Fuente: Vida y Salud.
Gráfico: larazón.es
No es digital ni electrónico, pero si es muy inteligente. Se le llama reloj biológico o circadiano y está ubicado en el cerebro. Desde allí se encarga, por ejemplo, de detectar cuando es de día o de noche, o cuando llega la hora de comer. Entonces les envía las señales correspondientes a cada parte del cuerpo para que cumplan su función. Hacer que sientas sueño, que te despiertes temprano por las mañanas, o que se te haga agua la boca cuando pienses en un plato de comida que te agrada.
Cuando el ritmo circadiano sufre interrupciones, como puede ocurrirles a quienes trabajan de noche o tienen horarios rotativos, es posible que la salud se ponga en riesgo. De hecho, esto se ha asociado a trastornos del sueño, a desequilibrio en los niveles hormonales e incluso a la progresión del cáncer. Además, el reloj biológico tiene un rol importante en la regulación de la energía y el metabolismo, por eso además se le ha vinculado a la obesidad y a la diabetes tipo 2.
Tal fue el caso, por ejemplo, de un grupo de investigadores de la Escuela Médica de Harvard, en Estados Unidos, que encontraron que un desajuste del reloj biológico desestabiliza las células del páncreas que producen insulina (la hormona que ayuda a que el azúcar que se obtiene de los alimentos entre a las células para que la puedan utilizar como fuente de energía y así el cuerpo pueda realizar varias de sus funciones.
Fuente: Vida y Salud.
Gráfico: larazón.es