La adaptación de la familia al diagnóstico de la diabetes es muy importante. El proceso de la enfermedad crónica requiere una adaptación de toda la familia a la nueva situación. Esto conlleva un desgaste que puede suponer que se desencadenen situaciones de conflicto y, a veces, de enfermedad de otros miembros. La relación ante una enfermedad crónica no es igual en todos los casos. La mayoría de los pacientes y sus familias se adaptan bien a la nueva situación y, a pesar de las tensiones y reestructuraciones que exige, son capaces de reorganizarse e incluso fortalecer sus lazos.
Los miembros de la familia necesitan educación, igual que el paciente, para ayudarlo a hacer posible los cambios de la vida y el soporte necesario. Es especialmente importante que toda la familia que viva con el paciente entienda las demandas que exige el cuidado de la diabetes.
Frecuentemente los miembros de la familia funcionan como apoyo en la enfermedad, ofreciendo estímulo y brindándole ayuda cuando lo precisa, pero es importante recordar no juzgar. Es decir, cuando una persona de la familia tiene una enfermedad crónica, es la familia y en especial un miembro de ella, generalmente la madre, esposa, hijos, que pasa a ser "la cuidadora o el cuidador principal" del paciente, sobre todo si el paciente está en las edades extremas de la vida (niñez o ancianidad).
Sin embargo, no siempre se da esta situación de involucrarse positivamente. Hay casos en los que el grupo familiar no se puede adaptar y lo expresa, básicamente, de dos maneras:
1. Indiferencia: pueden no ser el soporte para el paciente, saboteando los esfuerzos del paciente o poniendo obstáculos para el buen manejo de la diabetes. Esta conducta, con frecuencia, es característica del miedo, la negación y la falta de educación.
2. Sobreprotección: cuando la familia es extremadamente protectora y fomenta la dependencia absoluta.
Fuente: Rev Diabetes.
Los miembros de la familia necesitan educación, igual que el paciente, para ayudarlo a hacer posible los cambios de la vida y el soporte necesario. Es especialmente importante que toda la familia que viva con el paciente entienda las demandas que exige el cuidado de la diabetes.
Frecuentemente los miembros de la familia funcionan como apoyo en la enfermedad, ofreciendo estímulo y brindándole ayuda cuando lo precisa, pero es importante recordar no juzgar. Es decir, cuando una persona de la familia tiene una enfermedad crónica, es la familia y en especial un miembro de ella, generalmente la madre, esposa, hijos, que pasa a ser "la cuidadora o el cuidador principal" del paciente, sobre todo si el paciente está en las edades extremas de la vida (niñez o ancianidad).
Sin embargo, no siempre se da esta situación de involucrarse positivamente. Hay casos en los que el grupo familiar no se puede adaptar y lo expresa, básicamente, de dos maneras:
1. Indiferencia: pueden no ser el soporte para el paciente, saboteando los esfuerzos del paciente o poniendo obstáculos para el buen manejo de la diabetes. Esta conducta, con frecuencia, es característica del miedo, la negación y la falta de educación.
2. Sobreprotección: cuando la familia es extremadamente protectora y fomenta la dependencia absoluta.
Fuente: Rev Diabetes.
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