Hace veinte años cuando el concepto de índice glucémico (IG) se estaba desarrollando, los investigadores se sorprendieron al descubrir que las papas al horno tenían un valor superior de IG que una legumbre. Por ejemplo unas papas al horno o papas fritas tienen un IG de 70 o más y las legumbres como las lentejas, las arvejas y los garbanzos tienen un IG de 55 o menos, lo que indica que su efecto sobre la glucosa en sangre es menor que la de muchos otros carbohidratos que contienen los alimentos. Cuanto más bajo es el índice glucémico de los alimentos, mayor será el control de la glucosa en sangre.
Hoy en día esta comprobado que las legumbres son excelentes para los diabéticos, ya que producen una lenta asimilación, lo que no incrementa significativamente los niveles de glucosa en la sangre cuando se las ingiere, ni tampoco generan una gran liberación de insulina. Generalmente se recomienda una taza de legumbres cocidas de 2 a 3 veces por semana, para mantener los niveles de glucosa estables y obtener beneficios sobre el control de la diabetes.
Por otro lado , el consumo de legumbres colabora con la salud cardiovascular, que suele ser una complicación a largo plazo en las personas con diabetes. Si se las consume en las cantidades indicadas, favorecen al mismo tiempo el descenso del colesterol y las grasas en sangre y brindan al organismo cantidades suficientes de folatos, muy beneficiosos para el cuidado del corazón.
También poseen cantidades significativas de fibras, proteínas, vitaminas y minerales, y contienen en menor cantidad grasas, colesterol y sodio, pudiéndose incluir en diferentes platos que mejoran la calidad alimentaria y de vida de un paciente con diabetes. Fuente: Revista diabetes.
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