Todos tenemos una idea de lo que supone la enfermedad de la diabetes, los pacientes que tienen esta enfermedad no toleran la glucosa lo expulsan en la orina, también poseen diversos trastornos metabólicos y algunos de ellos graves. En la cultura popular la diabetes se asocia a una falta de la hormona insulina, esta es producida por unas células particulares del páncreas. También se puede ser diabético teniendo niveles normales de insulina. ¿como puede ser esto?
Para comprender debemos conocer como funciona la hormona insulina, esta hormona no provoca sus efectos de una manera mágica. La células encargadas de almacenar la glucosa y eliminarlas de la sangre, las células del hígado, músculos y adipocitos, las células del tejido adiposo, necesitan saber que ha subido el nivel de glucosa en la sangre, para ponerse a trabajar y eliminar ese exceso de glucosa en la sangre, almacenándola hasta que sea necesario su uso para extraer energía.
La señal de que la glucosa en la sangre ha subido, la proporciona la insulina secretada por el páncreas. Pero no basta con eso. Las células adiposas necesitan tener los elementos necesarios para recibir esa señal. En otras palabras las células tienen que ser receptivas a la presencia de insulina, necesitan captarla de algún modo.
La manera en que realizan esto las células es atrapando a la insulina. Esta se adhiere a moléculas especiales de la superficie de la menbrana celular. Si hay insulina en el medio exterior esas moléculas de la membrana llamadas receptores de insulina, la captan y al hacerlo, envían una señal química hacia el interior de la célula. Esa señal pone en marcha una serie de mecanismos que induce a las células a recoger la glucosa del medio exterior y almacenarla en su interior.
Ahora podemos comprender que una persona puede ser diabética de dos maneras diferentes: una porque no puede fabricar la hormona insulina. Otra porque el receptor de esta hormona o cualquiera de los elementos necesarios para que esta envíe la señal al interior de las células, no funcione bien.
Fuente: quilo de ciencia blog
No hay comentarios:
Publicar un comentario